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Lo que la gente habla...

  • Foto del escritor: Edna  Kannan
    Edna Kannan
  • 19 nov 2021
  • 2 Min. de lectura

Sé que te has sentido herida muchas veces por esto.


La triste costumbre de criticar, calumniar o emitir juicios está asociada directamente a nuestra escala de valores, es decir, que cuando emitimos un juicio estamos dejando en evidencia nuestro nivel emocional. Nuestras palabras parten desde nuestra percepción y realidad, somos conducidos por emociones muy profundas de acuerdo a nuestras creencias y conceptos, y muy pocas veces partimos desde LA VERDAD


𝗖𝗮𝗱𝗮 𝘃𝗲𝘇 𝗾𝘂𝗲 𝗮𝗹𝗴𝘂𝗶𝗲𝗻 𝗲𝗺𝗶𝘁𝗲 𝘂𝗻 𝗷𝘂𝗶𝗰𝗶𝗼 𝗲𝘀𝘁á 𝘀𝗲𝗺𝗯𝗿𝗮𝗻𝗱𝗼 𝗰𝗮𝗹𝗮𝗺𝗶𝗱𝗮𝗱 𝗲𝗻 𝘀𝘂 𝗶𝗻𝘁𝗲𝗿𝗶𝗼𝗿, 𝘆 𝗲𝘀𝘁𝗲 𝗵𝗲𝗰𝗵𝗼 𝗰𝗮𝗿𝗰𝗼𝗺𝗲. 𝗟𝗮𝘀 𝗽𝗮𝗹𝗮𝗯𝗿𝗮𝘀 𝘀𝗼𝗻 𝗽𝗼𝗱𝗲𝗿𝗼𝘀í𝘀𝗶𝗺𝗮𝘀, 𝗰𝗼𝗺𝗼 𝘀𝗲𝗺𝗶𝗹𝗹𝗮𝘀 𝗹𝗮𝗻𝘇𝗮𝗱𝗮𝘀 𝗮𝗹 𝗮𝗶𝗿𝗲 𝗾𝘂𝗲 𝗽𝗿𝗼𝗻𝘁𝗼 𝗴𝗲𝗿𝗺𝗶𝗻𝗮𝗻 𝘆 𝘀𝗲 𝘃𝘂𝗲𝗹𝘃𝗲𝗻 𝗮 𝗳𝗮𝘃𝗼𝗿 𝗼 𝗲𝗻 𝗰𝗼𝗻𝘁𝗿𝗮, 𝘀𝗲𝗴ú𝗻 𝗹𝗮𝘀 𝗶𝗻𝘁𝗲𝗻𝗰𝗶𝗼𝗻𝗲𝘀.


Recuerda el principio Universal de correspondencia: “𝙘𝙤𝙢𝙤 𝙚𝙨 𝙖𝙙𝙚𝙣𝙩𝙧𝙤, 𝙚𝙨 𝙖𝙛𝙪𝙚𝙧𝙖”, y todo lo que deseas para otros en realidad lo estás atrayendo a tu vida. Cuando criticamos o etiquetamos a alguien estamos lastimando su integridad, denigrando su honor, quizá destrozando su autoestima. Esto es mucho más profundo de lo que parece, ensuciar el nombre y pisotear el corazón es un hábito de muy baja vibración.


Debemos reflexionar sobre algo grave, muchas vidas han sido destrozadas de esta forma, incluso muchas personas llegan al suicidio por el inmenso dolor que les es causado. Y debemos comprender esto, ninguna conciencia puede cargar con la profunda tristeza que se deposita en el alma tras herir tanto el espíritu de alguien. La maldad tiene los pies cortos, aunque a simple vista tantas veces no lo parezca.


𝗘𝘀𝘁𝗮 𝗰𝗼𝘀𝘁𝘂𝗺𝗯𝗿𝗲 𝘁𝗮𝗻 𝗱𝗲𝘀𝗮𝗳𝗼𝗿𝘁𝘂𝗻𝗮𝗱𝗮 𝘆 𝗰𝗿𝘂𝗲𝗹 𝘀𝗼𝗹𝗼 𝗱𝗲𝗷𝗮 𝗮𝗹 𝗱𝗲𝘀𝗰𝘂𝗯𝗶𝗲𝗿𝘁𝗼 𝗰𝗼𝗻 𝗹𝗼𝘀 𝗾𝘂𝗲 𝗻𝗼𝘀 𝗼𝗯𝘀𝗲𝗿𝘃𝗮𝗻 𝗻𝘂𝗲𝘀𝘁𝗿𝗮 𝗳𝗮𝗹𝘁𝗮 𝗱𝗲 𝗮𝗺𝗼𝗿 𝘆 𝗻𝘂𝗲𝘀𝘁𝗿𝗮 𝗲𝘀𝗰𝗮𝘀𝗮 𝗯𝗼𝗻𝗱𝗮𝗱, 𝗿𝗲𝘃𝗲𝗹𝗮 𝗲𝗻 𝗮𝘂𝘁𝗼𝗺á𝘁𝗶𝗰𝗼 𝗻𝘂𝗲𝘀𝘁𝗿𝗼 𝗲𝘀𝗰𝗮𝘀𝗼 𝗴𝗿𝗮𝗱𝗼 𝗱𝗲 𝗲𝘃𝗼𝗹𝘂𝗰𝗶ó𝗻, 𝗱𝗲 𝗲𝗻𝘁𝗲𝗻𝗱𝗶𝗺𝗶𝗲𝗻𝘁𝗼 𝘆 𝘀𝗲𝗻𝘀𝗶𝗯𝗶𝗹𝗶𝗱𝗮𝗱


Pocas veces recordamos el punto clave: “al hablar mal de otros estamos hablando mal de nosotros mismos”, sucede igual cuando hablamos cosas hermosas, cuando elogiamos, los demás observan automáticamente cuál es nuestra verdadera esencia y de manera consciente (o inconsciente) toman nota de nuestra conducta, de la dulzura de nuestras palabras.


Cuando se percibe crueldad la gente se aleja de nosotros, pues alguien que lastima a los demás no es digno de confianza, quedamos en evidencia y terriblemente devaluados ante los demás.


Recuerda siempre esta frase; 𝘭𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘭𝘢 𝘣𝘰𝘤𝘢 𝘩𝘢𝘣𝘭𝘢 𝘥𝘦𝘭 𝘤𝘰𝘳𝘢𝘻ó𝘯 𝘱𝘳𝘰𝘤𝘦𝘥𝘦.

Cuando demos nuestra opinión sobre algo o alguien, antes debemos pensar;

“¿𝙡𝙤 𝙦𝙪𝙚 𝙫𝙤𝙮 𝙖 𝙙𝙚𝙘𝙞𝙧 𝙚𝙨 𝙑𝙀𝙍𝘿𝘼𝘿? 𝙡𝙤 𝙦𝙪𝙚 𝙙𝙞𝙧é ¿𝙨𝙞𝙚𝙢𝙗𝙧𝙖 𝘼𝙈𝙊𝙍? 𝙮 ... ¿𝙚𝙨 𝙉𝙀𝘾𝙀𝙎𝘼𝙍𝙄𝙊? ”


Una mujer que transmite dulzura y se conduce con tacto y prudencia es irresistiblemente ¡preciosa!, irradia una belleza invaluable y gana la confianza de todos aquellos que la rodean.


Alguien capaz de resaltar lo bueno en los demás, lo ha comprendido todo. 𝙇𝙖 𝙜𝙚𝙣𝙩𝙚 𝙛𝙚𝙡𝙞𝙯, 𝙟𝙖𝙢á𝙨 𝙝𝙖𝙗𝙡𝙖 𝙢𝙖𝙡 𝙙𝙚 𝙡𝙤𝙨 𝙙𝙚𝙢á𝙨.


ღ EdnaKღ


 
 
 

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